
Cuando seguir en regata ya es una victoria
Esta es una más de las tantas historias que se dan cada día en la regata más épica de la historia en la que los protagonistas son un hombre, un barco y 24.800 millas náuticas de mares y océanos embravecidos… la Vendée Globe.
El patrón neozelandés Conrad Colman, actualmente en la novena posición de la Vendée Globe, se está recuperando físicamente después de tres épicos días luchando por mantener vivo el que ha sido su sueño en los últimos 10 años: completar la famosa vuelta al mundo en solitario sin escalas y sin asistencia.
Descansar es la mejor medicina para sus manos cortadas y su exhausto y magullado cuerpo; y el patrón de 34 años, en su tercera circunnavegación al planeta, tiene suficiente experiencia como regatista y resistencia física como para saber que progresivamente puede hacerlo. Pero al mismo tiempo que su alivio es palpable, que su carácter fuerte y la dureza de su barco y aparejo han demostrado ser suficientes como para mantenerle en regata, también ha sido imposible no perder millas mientras luchaba contra los elementos. El hecho de dirigirse desde anoche a Cabo de Hornos, cuando por un pelo no perdió el mástil, es un triunfo en sí mismo.
El IMOCA 60 de Colman resistió durante varias horas vientos de 60 nudos (111 km/h) y mar arbolada después de que fuese atrapado por la zona más violenta de una baja presión. La situación se complicaba mucho más cuando rompía los carros intermedios de la mayor tras la pérdida de un sable. Al bajar la velocidad para arreglar el problema, se vio metido en medio y medio de la tormenta, una tormenta que terminó siendo mucho peor de lo que inicialmente preveían los partes, tal y como comentaba Colman: “Estuve navegando con 50-60 nudos de viento y rachas aún más potentes”.
No había nada más que Colman pudiese hacer que protegerse a sí mismo como fuera en el interior del barco, esperando a que pasase lo peor de la tormenta. Tras el paso de lo más fuerte de la tormenta, en unas intensas horas que se hicieron interminables, pasó la mayor parte de un día, hasta en tres ocasiones y seis horas en total, subido al mástil con 30 nudos de viento, colgado del arnés, intentado cortar el J2.

Tras pasar todo el día intentando solucionarlo, ayudado finalmente por la caída del viento, el mástil aguantó; Conrad pudo continuar navegando, haciendo su regata. Después de este incidente, solo le quedaron 3 velas a bordo y su situación en regata empeoró ya que perdió casi 800 millas de la ventaja que tenía sobre los barcos de atrás.
«Será muy difícil mantener mi posición en la flota. Pero tras haber visto tan cerca la posibilidad de que mi Vendée Globe terminase, estoy encantado de seguir flotando, de tener un mástil y de tener la habilidad de seguir adelante. Físicamente estoy muerto. Emocionalmente muy decepcionado y siento que estaba haciendo todo bien, navegando de forma muy conservadora al mismo tiempo. El hecho de que terminase donde lo hice no fue por mi marinería sino por el desgaste del barco… Pero, si puedo doblar Cabo de Hornos en esta posición, será inevitable que pierda puestos subiendo el Atlántico. Ya no tengo la capacidad de pelear contra otros barcos que están es mejores condiciones que el mio”.
Conrad Colman y su ‘Foresight Natural Energy’ continúan en regata. Sabe que lo tiene muy difícil pero también tiene claro que su único objetivo, su única misión en estos momentos es llegar a Les Sables de una pieza. Ya no importa si llega noveno, décimo o décimo séptimo… solo importa acabar porque Colman ya logró su particular victoria en la regata: mantenerse en ella y poder continuar… ¡Buena proa y buenos vientos Conrad!
Saludos y buenos vientos
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