El Gitana Team padece en los infernales Doldrums
Hace unas 24 horas, los hombres del Maxi Edmond de Rothschild chocaron contar un muro meteorológico; pasaron de disfrutar de unas condiciones de viento a favor y grandes velocidades a un avance lento, casi nulo, y sin viento. Desde entonces, los seis marineros han intentado de todo para salir de las garras de este estancamiento pegajoso y omnipresente, realizando múltiples maniobras y usando todas las velas disponibles en el armario de velas. ¡Pero nada funciona! El viento ha desaparecido y, a excepción de unas pocas nubes algo cooperativas que les están permitiendo avanzar hacia la salida, este paso por la zona de convergencia intertropical se está convirtiendo en una batalla muy larga y dura. Por suerte este no es el primer paso para los tripulantes del maxi trimarán y pueden ver la situación con perspectiva ante los miles de millas que quedan por delante de las proas del maxi-trimarán volador. El largo día y la noche sin dormir les ha costado muy caro. Ayer por la mañana, en su quinto día de regata, disponían de 140 millas de ventaja que quedaron reducidos a número a 86 millas de pérdida a las 07:00 de hoy.
Un escenario diferente para cada paso por los Doldrums
Es un hecho que, al atravesar las puertas hacia esta zona de convergencia entre los dos hemisferios, estás entrando en lo desconocido. Desde vientos violentos hasta una serie interminable de zonas de calma, aquí todo vale y nada está escrito. De una carrera a otra, los Doldrums reservan un destino muy diferente para los navegantes que los atraviesan, por eso son tan temidos por los navegantes de todo el mundo. Ayer por la mañana, al entrar brutalmente en los Doldrums, alrededor de las 08:00 UTC, Franck Cammas, Charles Caudrelier y su tripulación no se podían imaginar que pasarían 24 horas aquí, impotentes ante la falta de viento.
A bordo, a pesar de la tensión asociada a esta falta de velocidad y al paso del tiempo, las diferentes guardias se han esforzado por continuar con su rutina de rotaciones para mantener el ritmo. Esto no es poca cosa en medio de las numerosas maniobras, que requieren que toda la tripulación suba a cubierta, y el calor extenuante en la bañera y en la cabina del casco central del Maxi Edmond de Rothschild.
Proyectar la mente hacia la siguiente etapa de la vuelta al mundo y sacar lo positivo de la situación es sin duda la mejor manera de comenzar este sexto día del intento de récord del Trofeo Jules Verne. El ecuador, todavía a casi 150 millas de distancia en un rumbo directo, debería estar por detrás de ellos hoy, momento en el que les aguarda una navegación muy diferente en los vientos alisios del sureste un rumbo hacia el Océano Austral.
Saludos y buenos vientos
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