El Maxi Edmond de Rothschild abandona su intento de récord en el Trofeo Jules Verne

Ayer jueves por la tarde, cuando navegaban ya en el Océano Índico, en el 48° 28 Sur, aproximadamente a la altura del Cabo Agulhas, los hombres del Gitana Team informaron a su equipo de tierra que sufrían daños en el timón del flotador de estribor. Después de la exhaustiva inspección realizada por David Boileau, el capitán del barco, el veredicto fue demoledor… La culata del timón está seriamente dañada, lo que significa que el timón ya no se puede usar en esa amura. Dado que no pudieron realizar las reparaciones en mar abierto, ya que la pieza tendría que ser reemplazada por completo, la tripulación del Maxi Edmond de Rothschild se ha visto obligada a interrumpir su intento de récord del Trofeo Jules Verne. Navegar para enfrentarse al Océano Austral con un barco que ya no está funcionando al 100$ de máximo potencial es algo inconcebible para Franck Cammas, Charles Caudrelier y sus cuatro tripulantes. Es una gran decepción, tanto en los cuarenta rugientes como en Lorient, en el corazón de la base técnica, pero lo más importante en este momento es que la tripulación puede dirigirse a latitudes más hospitalarias.

Tras hablar Charles Caudrelier, copatrón del Maxi Edmond de Rothschild junto con Franck Cammas, con Cyril Dardashti -director del equipo de regatas Gitana-, compartió sus primeras impresiones:

“Todo iba bien a bordo. Estábamos saliendo de una noche difícil, con mares muy fuertes y un viento muy cambiante, pero la situación había mejorado desde nuestra trasluchada. Franck acababa de pasarle el timón a Morgan y unos minutos más tarde notamos algunas sensaciones extrañas, y una vibración que iba a más en el timón. Notamos que el timón de sotavento, nuestro timón de estribor, se movía mucho de lado a lado. Dejamos el barco prácticamente parado para que David pudiera ir y ver lo que sucedía en la parte trasera del flotador. Por desgracia, rápidamente reconoció que la mecha del timón estaba muy dañada. No hubo un impacto previo antes de esta observación y, aunque las roturas son parte integral de la historia de nuestro deporte, necesitaremos saber que pudo haber sucedido. No podemos reparar los daños con el actual estado del mar y ya no podemos usar nuestro timón. Lo hemos subido y ahora navegamos amurados a babor y sin un timón. Estamos a salvo, pero no podemos ir rápido. El equipo de tierra y Marcel van Triest están analizando nuestras opciones futuras, pero una cosa es segura: las actuales limitaciones sanitarias relacionadas con la pandemia están complicando mucho las cosas. Hemos dado la vuelta y estamos tomando rumbo hacia Ciudad del Cabo, a dos días de navegación. Mientras tanto, decidiremos si vamos a hacemos una parada en boxes en Sudáfrica para reparar o si regresaremos por nuestra cuenta directamente a Bretaña.

¡Es una gran decepción para todas las personas, empresas y organismos involucrados! Lamentamos mucho tener que parar aquí, porque realmente queríamos llevar este Trofeo Jules Verne a casa … para Benjamin de Rothschild, Ariane de Rothschild y para todo nuestro equipo. Hemos tenido 12 días fabulosos a bordo con una tripulación increíble y el Maxi Edmond de Rothschild realmente ha dejado claro que es un barco verdaderamente excepcional».

Saludos y buenos vientos

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