Las velas, «el motor» de los barcos de la Vendée Globe.
Los OPEN 60 de la Vendée Globe solo pueden llevar 9 velas a bordo.
Aunque normalmente la mayor parte del tiempo solo vemos dos velas izadas, en realidad, hay nueve velas diferentes a bordo de los IMOCA OPEN 60 que van a competir en la Vendée Globe 2016. Los navegantes las cambian para obtener el mejor rendimiento posible del barco en función de las condiciones en las que navegan y del ángulo del viento. ¿Cuáles son estas velas y cómo se utiliza cada una? Antes de competir en la Vendée Globe, Yann Elies era un gran maestro velero, por lo que parece la persona ideal para explicarnos todo esto con detalle.
Si nos fijamos en las 24 horas de Le Mans, no pensamos que el motor se pueda cambiar varias veces durante la carrera. Incluso es menos probable que veamos cómo cambian las partes principales del coche, o cómo cambian el tipo de carburador dependiendo de los requisitos de rendimiento y de seguridad, del tipo de pista o de las condiciones durante la carrera. Pues eso es exactamente lo que hacen los patrones de la Vendée Globe. Adaptar su ‘motor’ – las velas de sus barcos – al estado de la mar, del viento y al ángulo del viento con respecto al barco. Se han escrito muchos libros sobre este tema, a menudo muy técnicos y fascinantes, aunque lejos del alcance del público en general. Pero vamos a tratar de enfocar este asunto de forma muy sencilla con Yann Elies, nuestro profesor particular en esta materia. Muchas gracias a Yann por toda su ayuda!
9 velas a bordo
En 2016, los patrones de la Vendée Globe podrán llevar a bordo hasta nueve velas. Yann Elies nos explica esto: «En las anteriores ediciones, podíamos llevar hasta trece velas pero, poco a poco, este deporte ha ido evolucionado y con él ha evolucionado también el diseño de las velas, tendiendo al agrupamiento reduciendo así su número. Este cambio se debe fundamentalmente a dos razones. En primer lugar, porque hoy somos capaces de fabricar velas mejores y para un rango de uso mucho más amplio; y en segundo lugar, debemos de tener en cuenta su coste. Las velas son muy caras, y los patrones tenemos que estar constantemente buscando la forma de reducir nuestro presupuesto, y en las velas se pueden reducir los costes. Se nos permite tener un máximo de nueve velas y eso es algo que la mayoría de los patrones aceptamos».
Velas que debemos de tener sí o sí: la vela mayor y el J2
Yann Elies explica: «Si llevamos las cosas al extremo, sólo necesitamos dos velas para navegar: la vela mayor y el J2. Estas velas las debemos de tener a bordo y son las que vamos a utilizar muy, muy a menudo».
La vela mayor.
Es la vela más conocida, es la que va situada más atrás fijada a la botavara y a la parte posterior del mástil alcanzando casi los 30 metros de altura. A menos que suceda un grave incidente, esta vela se mantiene en su lugar durante toda la Vendée Globe, vamos, que se iza a la salida del canal de entrada del puerto y sólo se arría 80 días más tarde. Su uso es permanente durante toda la regata pudiendo ser reducida dependiendo de la fuerza del viento, tomando rizos o reduciendo la vela en el mástil. La vela mayor del ‘Groupe Quéguiner’ alcanza los 280 metros cuadrados cuando navega con toda la vela mayor izada. Contrariamente a lo que su nombre indica, no es la vela más grande de a bordo, el gran gennaker y el spinnaker tienen una superficie mayor. Yann Elies: «Hay cuatro posiciones para la vela mayor con lo que presenta cuatro diferentes superficies vélicas: vela mayor izada a tope, con un rizo tomado, con dos rizos o con tres rizos. Algunos patrones disponen incluso de un cuarto rizo, donde sólo la parte superior de la vela queda izada». Dependiendo de la fuerza del viento y de la combinación que se elija con la vela de proa, pueden navegar con toda la superficie vélica desplegada o con 1, 2, 3 o 4 rizos tomados.
El J2
La letra ‘J’ se utiliza para referirse al foque o a la vela Genoa. Los números corresponden al punto de enganche en los stays de proa. Los stays son los cables que unen el mástil a la cubierta, algunos de los cuales se pueden mover, habilitando así la posibilidad de montar las velas de proa. El número 1 está enganchado en la proa del barco, pero no en el bauprés, donde se montan las grandes velas para vientos de popa como el spinnaker y el gennaker. El número 2 está ligeramente más retrasado sobre la cubierta y el número 3 está sobre la cubierta, más próximo al mástil y que se usa cuando se requieren velas más pequeñas.
Vamos a comenzar con el J2, ya que esta es la segunda vela más importante en un IMOCA. Yann Elies: «El barco debe de tener un stay fijo y debe permanecer siempre en su lugar. La vela J2 está unida a este stay y va equipada con un enrollador. Es la única vela de proa con sables. Está siempre en su sitio. Es una vela plana con una amplia gama de usos, desde los 45º hasta los 110º/120º con respecto al viento y, a veces, se usa incluso en condiciones de fuerte viento de popa. El J2 tiene una superficie aproximada de 100 metros cuadrados». Se trata de una vela de vital importancia que realmente los patrones tienen que cuidar muy mucho. Incluso a veces utilizan un reacher (vela para traveses) en su lugar.
Las velas a favor del viento.
El spinnaker.
El spinnaker es la gran vela globo para su uso cuando se navega a un largo o en popa. Es la vela más grande a bordo y ronda los 400 metros cuadrados, el equivalente en superficie a una pista de baloncesto. Yann Elies: «Todos llevamos un spinnaker bordo, pero esta enorme vela es muy difícil de manejar, particularmente, cuando navegas en solitario ya que es la única vela que no lleva enrollador. Tal vez algún día los foilers puedan prescindir de él. Hemos intentado navegar sin él estos últimos ocho años, pero por el momento, todavía lo necesitamos. Esta vela la usamos con el viento de popa de 5 a 25 nudos cuando navegamos ‘a dos’. Cuando navegamos en solitario, tendemos a arriarla más pronto, antes de alcanzar los 25 nudos. El spinnaker va unido al bauprés».
El gran gennaker.
El gran gennaker es también muy grande: 300 metros cuadrados. «Unido a un enrollador, esta gran vela se utiliza en condiciones similares al spinnaker. Lo utilizo en rangos de viento de entre 15 y 30 nudos y entre 120º a 160º grados con respecto al viento. Por debajo de 15 nudos, el spinnaker es un poco más eficiente. El gran gennaker puede reemplazar a veces al spinnaker, cuando se rompe o pierde el tangón. Se trata de una vela grande para navegar a un largo o en popa que usamos cuando el viento está por debajo de los 30 nudos». 30 nudos son más de 55 km/h para marineros de agua dulce…
El gennaker pequeño.
El gennaker pequeño, de 200 metros cuadrados, se usa para navegar a favor del viento cuando el viento es fuerte. Pero esta vela tiene una doble función, como explica Yann: «El gennaker pequeño está unido al bauprés pero la parte superior está unida a una driza, unos metros por debajo de la cabeza del mástil, justo por encima del J2. Esta es una vela para navegar con viento fuerte de popa, cuando tenemos entre 25 y 35 nudos. Pero también tiene otra función: se puede utilizar como un código cero cuando se navega con la vela cerca del viento, con vientos muy flojos. En el pasado utilizábamos el código cero para eso. La ventaja de limitar el número de velas es que estamos empezando a ver las velas de doble uso».
Las velas planas.
El Solent o J1.
El J1 se monta en el stay más largo, que va desde la proa hasta la cabeza del mástil. Esta es una vela plana y podríamos imaginar que es una vela especialmente preparada para navegar en ceñida. Pero como tiene un tamaño relativamente grande – unos 140 metros cuadrados – en realidad se puede hacer mucho más con ella. Yann Elies: «El asunto es muy simple, el J1 es una buena vela para la ceñida, cuando el viento sopla entre los 10 y los 15 nudos, o incluso menos, pero tendemos a usarla cuando tenemos el viento en un ángulo muy abierto. El J1 es una gran vela, que tiene una amplio rango de uso: se puede navegar con él hasta los 120 o 130 grados de viento».
El J3, trinqueta o foque ORC.
El J3 se monta en el stay más corto, el que está situado más atrás en la sección de proa. Por lo tanto es lógico que sea la vela más pequeña, de unos 50 metros cuadrados. Yann Elies: «Inicialmente, esta era una vela para las borrascas y para navegar en ceñida, la última vela en usar en unas condiciones duras». Pero, lo más importante, se trata de una vela todo terreno ya que se puede montar en combinación con otras velas de proa, es decir, el barco puede tener tres velas-para izadas al mismo tiempo, la vela mayor y dos velas de proa. Junto con el J2, esta es la vela que está más a menudo o en cubierta o montada. Izamos la J3 Cuando el viento se sitúa por encima de los diez nudos, a partir de un ángulo de 90 grados y hasta los 160 grados de viento, además de ser utilizado a favor del viento. Se puede combinar con todas las velas. A menudo se utiliza la combinación J1 + J3, o el gennaker (el pequeño o el grande) + J3, por ejemplo. Esta vela estabiliza el barco y ayuda a dirigir el flujo de aire directamente hacia la vela mayor. Hace algunos años, la trinqueta sólo se usaba en ceñida con vientos fuertes. Ahora ya no es tan plana y se utiliza con más asiduidad. En la Vuelta al Mundo, es utilizada muy a menudo. Es una vela que, en ningún caso, molesta a las otras por lo que tendemos a dejarla en su sitio, sin arriarla».
Dos casos especiales…
El tormentín.
Vamos a pasar a la octava vela, de color naranja fluorescente, es muy pequeña y probablemente nunca la verás izada. Yann Elies nos cuenta el por qué: «Es la vela de uso obligatorio en las tormentas, en cumplimiento de la legislación internacional. La Izamos cada cuatro años en la Fastnet para comprobarla y después vuelve en la bolsa y se queda allí. Incluso en una gran tormenta, a bordo de estos barcos, preferimos navegar con rizos en la vela mayor o sin vela mayor y sólo con el J3. El tormentín solo viene con nosotros dentro de su bolsa».
La novena vela: ¿el arma secreta?
Mucho se ha dicho acerca de esta novena vela. Fue la trinqueta mágica de Michel Desjoyeaux y también el arma letal que le dio la victoria a François Gabart. Los regatistas, que no están limitados en cuanto al tamaño de las velas o materiales cuentan con esta novena vela ya que tiene gran activo. Su superficie es de cerca de 115 metros cuadrados. «Es nuestra vela secreta», dice sonriendo Yann Elies, «y te planteas varias preguntas: ¿sería mejor montar un Código Cero para usarlo en vientos más fuertes, por ejemplo? Esta vela se ha convertido en algo redundante con el indispensable J2, pero se adapta mucho mejor a los vientos flojos de popa, pero en el Océano Antártico. Se monta en el bauprés y se iza hasta el tope del mástil. Es muy resistente, y la usaremos prácticamente todo el tiempo en el Índico y en el Pacífico. Además de eso, tiene otra importante función, reservar el J2 ya que hará falta para ascender el Atlántico, una vez doblado el Cabo de Hornos».
Información extra.
Un cambio de vela en un IMOCA de 60 pies no es tan simple y sencillo como en un crucero familiar. Cada una de las velas de proa Pesa entre 50 y 70 kg, en algunas veces hasta 100 kg contando todos los extras. «La driza, los sables, el enrollador, el gancho, etc… también forman parte de la vela», explicó Yann Elies. A menudo las velas se cambian de banda en cubierta o bajo cubierta para equilibrar el peso, lo que es conocido como stacking, el cual es un trabajo muy, muy físico.
Un cambio de vela requiere gastar una gran cantidad de energía por parte del navegante y, a veces, puede ser costoso en términos del terreno perdido, cuando se ven obligados a navegar varias millas en dirección contraria para hacer el cambio, añadió Yann. Por eso es «es importante hacerlo bien» y ver si vale la pena. En una regata como la Vendée Globe, un cambio en la configuración de la velas significa que hacen falta por lo menos de 4 a 6 horas para obtener los beneficios deseados. Si este cambio solo implica enrollar o desenrollar la vela, el cambio se puede hacer en solo dos horas».
Los últimos materiales desarrollados en particular por North Sails e Incidence Sails son muy populares entre los patrones de la Vendée Globe, esto es, velas relativamente más ligeras pero que a la vez muy sólidas y que mantienen muy bien su forma.
¿El arma secreta? «No estamos buscando necesariamente la vela mágica», dijo Yann Elies, «pero el objetivo es conseguir que las velas sean útiles en tantas situaciones como sea posible, para no hacer tantas maniobras. En el Océano Antártico, si las condiciones son difíciles, es mejor evitar en lo posible las maniobras en la cubierta de proa pudiendo navegar con tres o incluso cuatro velas arriba».
¿Menos velas en el futuro? «Esa es la tendencia y es posible. Creo que podemos ir más lejos, por ejemplo, limitando el número de velas a seis, al igual que en las regatas de la clase Figaro».
¿El futuro? «Ya ha habido intentos de hacer una vela-ala en la que se puedan tomar rizos. Es demasiado pronto para ver si eso sucede en la Vendée Globe, pero con los foils y las velocidades más altas que se alcanzan con la creación de viento aparente, vamos en la dirección de obtener rendimientos iguales o superiores con velas que son cada vez más pequeñas, planas y que están más próximas a la vela mayor».
Un artículo de Bruno Ménard/M&M
Saludos y buenos vientos.
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